martes, 13 de enero de 2009

Mensaje va, mensaje viene.

Reina es el nombre de una adolescente californiana de 13 años que parece querer entrar en ese libro absurdo de los récords que, a lo que se ve, tiene mucho, pero que mucho más tirón que cualquier libracho de los que escribía Quevedo y de paso inventar una nueva forma de causar enfermedades coronarias a sus progenitores. Lo peligroso del asunto para todos los que tienen hijos en semejante edad, (Dios les pille en confesión) viene cuando su hazaña, que tan solo consiste en haber enviado la nada despreciable cantidad de 14.528 mensajes de móvil en un solo mes, es que el tema se ponga de moda y nuestros púberes rompan estas cifras a golpe de dedo. Yo no les provocaría ni les contaría esta noticia.

Desde luego la cara de sus señores padres cuando el angelito en cuestión les contó lo sucedido debió ser de las que no se olvidan y como tal lo tomaron como un error de la compañía de teléfonos, pero, que va, que va, su amada hijita con solo dos manitas era, así, a pecho descubierto que diríamos en estos parajes, la que había perpetrado el hecho fundamentalmente sola y sin compañía de otros. Y sin ningún tipo de arrepentimiento, ni ánimo de enmienda oiga. “Me aburría” fue su sólida y estoica defensa.

Si que argumentó en su descargo, con un reproche más que sibilino hacia sus padres, que sus amigos tenían tarifas planas para el envío de mensajes lo que era indudablemente más económico. Vamos que su inocencia al respecto era plena y que sus padres la impulsaban compulsivamente a cometer mensaje tras mensaje a tarifa elevada. Si estaba más claro que el agua; avisados estáis, ya que voy a seguir en mis trece buscaros la vida y que os salga más barato. Le faltó añadir que le importaba un rábano que su afición les fuese a costar a sus padres unos 1.500.- dólares usa que, aunque devaluados, siguen siendo un pico.

No se sabe si sus padres intentaron lo clásico. No, no me refiero a aplicarle “dos yoyas” sino a dialogar, que es lo políticamente correcto, algo al estilo de: Reina, mora le podríamos añadir, hija, porque no te dedicas a temas más intelectuales, estudia, lee, emplea el tiempo formándote, leches y déjate de enviar mensajes, que es una perdida de tiempo, dinero e ingenio. El caso es que no parece que hayan tenido éxito. Ahora bien lo que si tienen es una acertada y flamante tarifa plana para los mensajes de su vástago -. lo siento, el femenino no es posible-. Si ya se oye decir por ahí; si no puedes vencerles, únete a ellos.

1 comentario:

Juanchito dijo...

intentemos proteger a estos pobres puberes del ataque de las tecnologías, porque de lo contrario sufriremos las consecuencias.

Salud y republica