lunes, 12 de enero de 2009

Con el frio que hace

¡Pobre Mujer! Con el frío que ha hecho estas navidades en Madrid y ella “con el culo” al aire. Así de rotundo y de literal Google, una vez más, la ha vuelto a liar. Alguien sorprendió a una mujer, ni mayor ni joven sino todo lo contrario, en pleno placer de la catarata mingitoria en una calle de Madrid, justo entre coche aparcado y coche aparcado y la hizo una foto con el “animus delinquendi” de “colgarla en la red” en el momento en que llegase a un ordenador con conexión a Internet. Dicho y hecho.

No hay que alarmarse por el particular, ni, y esto va por los mirones – me resisto a emplear el termino francés –, buscarla denodadamente por la red, la fotografía en cuestión, en realidad, estuvo expuesta unas 12 horas porque Google la retiró a cuenta de las quejas que provocó. Ahora la noticia esta ilustrada por la misma imagen pero un “agujero negro” aparece en el lugar donde estaba la persona fotografiada para evitar todo tipo de suspicacias. No obstante algún periódico en Internet aún la tiene dentro de su información.

Es de sobra sabido que hay necesidades, fisiológicas mayormente, que no resisten el paso del tiempo y la micción es una de ellas. En el caso de los varones el asunto no pinta excesivamente mal llegado el caso, y el alivio es relativamente sencillo y asequible en variopintos lugares incluidos los aseos, por supuesto. Las mujeres no obstante lo tienen bastante peor y a la vista, nunca mejor dicho, esta. Mientras que la exposición corporal al frió en los hombres es, por mucho que haya quien presuma de lo contrario, minima, en el caso de las mujeres, so pena de inundar la ropa interior, forzosamente ha de presentar mayor superficie a las inclemencias y las miradas indiscretas.

En los tiempos en los que la ropa interior era casi una desconocida y el acceso a la información ciencia ficción, esto no pasaba. Hombres y mujeres no temían que nadie les fotografiase a deshora saliendo de una vivienda que no era la suya, que les grabasen del brazo de quien no era su conyugue, ni que les captaran en actitud poco decorosa dando rienda suelta a necesidades fisiológicas varias. La ausencia de uso en una gran mayoría de casos de tales prendas se lo ponía más fácil a nuestros ancestros. Va a ser verdad que algo esta cambiando. Nunca me ha parecido que “el gran hermano” que todo lo ve - y más ahora con tanta cámara de seguridad atisbando por doquier - supusiese un peligro real o inventado. Lo mismo me lo voy a tener que replantear.

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