En el mundo en que vivimos, prácticamente todo puede ser noticia, y solo depende de cómo se cuente. Situaciones triviales, pueriles incluso, se magnifican y difunden a todo el orbe en cuanto se les da “un sesgo” en uno u otro sentido.
En el lugar donde trabajo somos bastante dados a comentar lo que hemos dado en llamar y perdón por el termino, “las friki noticias”, es decir aquellas que ni tan siquiera serian consideradas “relleno” en un periódico mínimamente serio, pero que en manos de los periódicos en línea – me niego a utilizar el anglicismo – se convierten en lo más leído del día. Algunas provocan alguna que otra sonrisa, las más solo sirven para demostrarnos en qué mundo vivimos.
Hoy le toca el turno a una de esas, llamémosle para ser generosos, noticias menores. Los hechos se desarrollan más o menos así; en un vuelo de una compañía de segunda línea una actriz, conocidísima en su casa a la hora de comer, fue expulsada por darle un beso a su novia. Si, lo han leído bien, se trata de una mujer besando a otra mujer. Obviamente la polémica, que en el fondo es de lo que se trata, está servida, puesto que la noticia es tan intencionadamente escueta que cabe cualquier interpretación imaginable o por imaginar. La expulsada, como no podía ser de otra forma, ha expuesto su punto de vista en la red argumentando haber sido víctima de una discriminación por su condición sexual y la línea aérea ha argumentado a su vez que se la expulsó, no por su orientación sexual, sino por el comportamiento excesivo de la actriz para con su novia.
Para quienes estén rememorando alguna escena cinematográfica de cine subido de tono, y me viene a la memoria alguna en la mítica “Enmanuelle”, de esas que se desarrollan con poca, o ninguna ropa, y en este caso en un avión, una advertencia: no están bien orientados. La actriz niega el exceso amatorio que se le imputa y se pregunta si es ilegal demostrar afecto por alguien a quien se quiere. Y yo, que ya rondo los cincuenta y creo haber visto y oído lo suficiente y no teniéndome en ningún caso por mojigato, me interrogo sobre quien llevará o no razón porque ya me resulta algo cansado el argumento victimista, que ojo, funciona bastante bien según y donde se esgrima, de algunas personas. Un beso no creo que escandalice a nadie, estamos en el siglo XXI y en occidente al menos hay muchas conductas y opciones más que superadas. Otra cosa es el comportamiento, porque a nadie con un poquito de respeto para con los demás se le escapa que el avión, y por extensión casi cualquier lugar público, no es lugar para según qué cosas, y un beso algo más acalorado de lo que sería aceptable puede ser perfectamente una de ellas.
Cuando el comandante ha tomado, ejerciendo sus funciones de mando que para eso las tiene, la decisión de expulsarla de la aeronave, aún a riesgo y ventura de ser muy políticamente incorrecto, no creo que haya tomado la decisión a la ligera, más bien todo lo contrario, lo que ocurre es que estamos muy acostumbrados a que la falta de respeto campe, nunca mejor dicho, por sus respetos y así pasa. Intenten recordar a alguien de su entorno en actitud amatoria subida de tono en público, incluso a ustedes mismos, y seguro que han de retroceder algunos años hacia atras.
Lo que espero fervientemente es que no haya sido expulsada del avión, - como en todo momento asevera el periódico digital- en pleno vuelo.
En el lugar donde trabajo somos bastante dados a comentar lo que hemos dado en llamar y perdón por el termino, “las friki noticias”, es decir aquellas que ni tan siquiera serian consideradas “relleno” en un periódico mínimamente serio, pero que en manos de los periódicos en línea – me niego a utilizar el anglicismo – se convierten en lo más leído del día. Algunas provocan alguna que otra sonrisa, las más solo sirven para demostrarnos en qué mundo vivimos.
Hoy le toca el turno a una de esas, llamémosle para ser generosos, noticias menores. Los hechos se desarrollan más o menos así; en un vuelo de una compañía de segunda línea una actriz, conocidísima en su casa a la hora de comer, fue expulsada por darle un beso a su novia. Si, lo han leído bien, se trata de una mujer besando a otra mujer. Obviamente la polémica, que en el fondo es de lo que se trata, está servida, puesto que la noticia es tan intencionadamente escueta que cabe cualquier interpretación imaginable o por imaginar. La expulsada, como no podía ser de otra forma, ha expuesto su punto de vista en la red argumentando haber sido víctima de una discriminación por su condición sexual y la línea aérea ha argumentado a su vez que se la expulsó, no por su orientación sexual, sino por el comportamiento excesivo de la actriz para con su novia.
Para quienes estén rememorando alguna escena cinematográfica de cine subido de tono, y me viene a la memoria alguna en la mítica “Enmanuelle”, de esas que se desarrollan con poca, o ninguna ropa, y en este caso en un avión, una advertencia: no están bien orientados. La actriz niega el exceso amatorio que se le imputa y se pregunta si es ilegal demostrar afecto por alguien a quien se quiere. Y yo, que ya rondo los cincuenta y creo haber visto y oído lo suficiente y no teniéndome en ningún caso por mojigato, me interrogo sobre quien llevará o no razón porque ya me resulta algo cansado el argumento victimista, que ojo, funciona bastante bien según y donde se esgrima, de algunas personas. Un beso no creo que escandalice a nadie, estamos en el siglo XXI y en occidente al menos hay muchas conductas y opciones más que superadas. Otra cosa es el comportamiento, porque a nadie con un poquito de respeto para con los demás se le escapa que el avión, y por extensión casi cualquier lugar público, no es lugar para según qué cosas, y un beso algo más acalorado de lo que sería aceptable puede ser perfectamente una de ellas.
Cuando el comandante ha tomado, ejerciendo sus funciones de mando que para eso las tiene, la decisión de expulsarla de la aeronave, aún a riesgo y ventura de ser muy políticamente incorrecto, no creo que haya tomado la decisión a la ligera, más bien todo lo contrario, lo que ocurre es que estamos muy acostumbrados a que la falta de respeto campe, nunca mejor dicho, por sus respetos y así pasa. Intenten recordar a alguien de su entorno en actitud amatoria subida de tono en público, incluso a ustedes mismos, y seguro que han de retroceder algunos años hacia atras.
Lo que espero fervientemente es que no haya sido expulsada del avión, - como en todo momento asevera el periódico digital- en pleno vuelo.
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